.jpeg)
ivorcio. La palabra tan solo de mencionarla da escalofríos.
Se dice fácil, pero no lo es. Para ambas partes es terrible, es volver a empezar, romper con una rutina, una historia que no se completó.
Es separarse de la familia que creaste, los hijos, en fin, un desorden.
Y es que a pesar de que muchas veces no soportamos a nuestra pareja, saber y estar convencidos de que la relación no da mas, llegó al límite, aún así nos paraliza.
Por supuesto que las situaciones y razones varían dependiendo de cada cual. Si vives con un abusador o una persona que no te valora, escapar de ese ambiente es la solución mas certera y rápida que debes tomar.
Hechando a un lado esos casos, insisto, que la decisión de divorciarse no es fácil.
Recuerdo mucho una amiga que sufría, deseaba cambios, quería ser ella misma, volar. Pero el tiempo pasaba y todo seguía igual. Me preguntaba una y mil veces porque no agarraba algo de ropa y se marchaba. En su momento la llamé cobarde. Hoy día, me doy cuenta que no lo era. Que sus miedos tenían sentido, es mas, tenían nombre y apellido. Sus hijos.
La co dependencia, existe. La falta de iniciativa, la escasez de voluntad propia, frena los deseos. Congela la razón.
La comodidad detiene y la incertidumbre la apoya.
Y los miedos dicen presente, aquí estoy. Comienzan a martillarte la cabeza recordándote los hijos, la familia, la estabilidad, la soledad, y el fracaso. Fracaso, el mas peligroso y frustrante.
Hay miedo al divorcio? Pues claro, muchos. No te sientas mal si los sientes. Es normal. A todos los que hemos experimentado el mal trago, nos ha pasado.
Lo importante es decidir correctamente y saber qué triunfa al final. Tus deseos o Tus miedos.
